Entre los cuatro y cinco meses la mayoría de los gatitos alcanzan la pubertad, y por lo tanto están en condiciones de reproducirse.
Entre las gatas domésticas, de raza o gatas comunes, el período de celo puede aparecer a lo largo de todo el año con intervalos irregulares,
siendo los celos más más abundantes en primavera.
El celo dura de cinco a ocho días y generalmente desaparece al cabo de veinticuatro horas si ha ocurrido la fecundación. Los machos no tienen celo cíclico y pueden reproducirse en cualquier momento.

Esterilización y métodos anticonceptivos

Si no queremos que nuestra gata se embarace, el veterinario la puede operar entre los 6 y 7 meses. Muchos veterinarios
señalan que no es necesario que la gata tenga gatitos antes de operarla, aunque hay otros que opinan lo contrario.
El no tener gatitos no le traerá ningún cambio de conducta ni de salud a nuestra gata, es un método seguro y la operación no es demasiado complicada. Las gatitas se pueden operar incluso antes que entren en celo.
Si no queremos esterilizar a nuestra gatita, se le pueden administrar anticonceptivos, pero hay que ser constantes ya que las gatas son irregulares en su ciclo sexual y no se les deben administrar anticonceptivos por largos períodos de tiempo ya que les puede causar tumores y otros problemas de salud.
Ante cualquier comportamiento que nos haga sospechar que la gata entró en celo, debemos administrarle su medicamento anticonceptivo, previa consulta con el Veterinario.

El caso de los machos es similar. Se los puede operar ya a partir del quinto mes, la operación es sencilla y con pocos cuidados post operatorios. Una vez operado el gato seguirá siendo un gato
macho en su comportamiento general, sólo se comportará más tranquilo, más cercano al hogar, más limpio y no se enfrentará voluntariamente en peleas con otros gatos.