Los gatos y su territorio
Todos los gatos tienen un hogar base y un territorio propio que puede variar en tamaño.
Los gatos machos no castrados crean territorios extensos que defienden de otros gatos mediante enfrentamientos que rara vez terminan en una pelea propiamente tal.
A pesar de tener un gran territorio propio son tolerantes con los gatos intrusos que penetran en sus dominios; al contrario, las hembras no toleran bien a los intrusos.
Los machos castrados poseen dominios pequeños y definidos que defienden muy bien.
Por último, el caso de los gatos muy caseros es diferente, ya que en general no se preocupan demasiado de la defensa de su territorio pues tienen un amo que se encarga de esa tarea.
Marcas y señales
Todo aquel que ha tenido un gato sabe que los gatos marcan con su orina todo aquello que consideran propio.
Este comportamiento es casi exclusivo de los gatos machos sin castrar, pero puede manifestarse en castrados o también en gatas. Además de la orina, los gatos (incluidos todos) marcan sus propiedades con señales olfativas que dejan refregando su barbilla, frente y cola contra el objeto de sus preferencias.
Sociedad Felina: un asunto femenino
En libertad los gatos viven en grupos liderados por la gata madre. Todos los miembros del grupo viven juntos, duermen juntos, se asean mutuamente y defienden su territorio entre todos.
Debido a esta naturaleza gregaria, los gatos caseros que salen de paseo tienden a buscar otros gatos con los que forman una especie de club, que se reune en un territorio neutro.
En las sociedades de gatos libres (grupos de gatos callejeros, gatos semi-salvajes) la gata con más partos y gatos hijos es la jefa del clan y todos viven bajo sus “reglas”.